25 febrero 2007

SUBIDA AL PICO AHÍLLOS (ALCAUDETE), SIERRA SUR DE JAÉN

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(1) CIMA DEL AHÍLLOS:


















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(2) ALCAUDETE:





(1) SUBIDA AL PICO AHÍLLOS (ALCAUDETE):
La ruta de hoy nos acerca hasta Sierra Ahíllos (Sierra Sur de Jaén) en la localidad jienense de Alcaudete, a unos 70 km de distancia de Granada.
Cuenta un dicho popular de Alcaudete “Que cuando Sierra Ahíllos tiene moño, bajan los pastorcillos como demonios” ¡ Pero hoy no, que veníamos nosotros!
Aunque no hubo suerte del todo; una espesa niebla y densas nubes sobre nuestras cabezas deslucieron este mirador extraordinario de la naturaleza sobre el paisaje; y que se nos acercaron además en cada paso hacia nosotros, en cada parada y en forma de respiro al menos, y con el deseo de que se despejara y disiparan. Lo cierto es que no hubo suerte sobre este empeño, pero así comenzó la distancia:

La ruta la comenzamos en Fuente Amuña, antiguo lavadero público transformado en un parque con lago y cuyo manantial drena una charca en donde habitan un grupo de patos comunes, y en donde existe además un área de recreo con aparcamientos, merenderos y una Fuente próxima, la de la Victoria "fechada" sobre 1951 y que nos da pie para la ascensión hasta su sierra.
Tomamos en nuestro inicio un carril de tierra situado, según miramos de frente a la Fuente de la Victoria, a nuestra izquierda, y que nos desemboca en una carretera asfaltada que continuamos toda derecha y hacia arriba. Alrededor de un poco menos de medio kilómetro, seguidamente entramos en otro nuevo carril de tirra y que nos sale a nuestra derecha. Camino que ya no abandonaríamos hasta tener sobre nuestras cabezas la cima del Ahíllos y a nuestro costado izquierdo.
En esta primera etapa caminamos unos 6 Km. aproximadamente hasta salvar el primer desnivel importante desde los 676 m.a. que dejamos atrás sobre Alcaudete.
Al poco nos encontramos con los primeros 900 m.a. y bajo nuestros “zapatos”. El siguiente esfuerzo en altura lo conseguimos allá por los 1.110 m.a. y sobre el Portillo de la Maleza.
Aquí, con una ámplia panorámica de toda esta Comarca de Sierra Sur, hacemos una breve parada en el camino para disfrutar de la distancia que nos separa y enmarca.
Continuamos la marcha mientras unos pocos deciden subir directamente a la cima tal y como la tenemos encima de nuestras cabezas, atacándola por su cara sur, aún a sabiendas de lo que se les "vendría encima" y de la dificultad añadida de su último tramo en donde existe un gran cascajal, mientras que el resto del grupo llaneamos un poco para rodearla en sentido contrario a las agujas del reloj y atacarla por su cara este, con un último giro a la izquierda "al tornillo" del esfuerzo en su ascenso.
Al poco, y tras cruzar un espeso pinar en donde podemos encontrar multitud de fósiles, principalmente amonites, ya podemos divisar la Sierra de la Caracolera a nuestra mano derecha, el pueblo de Fuensanta, y allá abajo el Cortijo del Portillo.
Al pronto, un extenso roquedal incrustrado sobre una hermosa alfombra verde, nos lo pone ahora todo "patas arriba" antes de alcanzar la máxima altura de Sierra Ahíllos allá por los 1.455 m.a., centímetro más o menos, aunque aquí ni un milímetro tiene desperdicio, y que tras haber recorrido unos 2 km. y poco aproximadamente de ida hacia la cima (en donde nos hacemos la foto de rigor "vivus" del grupo y alrededor de su vértice geodésico; aunque eso sí con las “no” hermosas vistas, a causa de la niebla y fina lluvia, que sobre aquí se cernían y que entre otras no nos dejaron ver, en dominio completo, la sub-bética cordobesa) y que tras otros 2 de idem. de vuelta hacia abajo, continuamos sobre nuestros pasos para realizar ya, sobre el primer cruce de caminos con el que nos topamos en la bajada, la obligada parada para el avituallamiento.
Después de vaciar mochilas, y de "cambiar" de sitio su contenido, proseguimos con la caminata ahora de vuelta todo hacia abajo tomando el camino carretero que vemos a nuestra derecha, en sus primeros inicios de color rojizo, y con el cuenta kilómetros puesto sobre la oreja. Total que unos 9 km. más de recorrido hacia Alcaudete y que cerrarían el círculo de esta bonita caminata.

Destacar de la flora característica de Sierra Ahíllos y de la más abundante y avistada: encinas, chaparros, retama, genisca, endrinos, majoletos, escaramujo, rosa canina (rosa silvestre), lirios silvestres, narcisos, mentastro, alhucema o espliego, salvia, piorno, lentisco, matagallos, guardalobos, aladierno (rhamnnus alaternus, variedad postrata) y algún ejemplar suelto de madroño.

De su fauna y de la que sabemos que existe, aunque esta vez no ha habido suerte en captar ni siquiera sus movimientos, casi ninguna, pero destacar: el jabalí, el tejón, la cabra hispana, el cernícalo y la perdiz. De la avistada: la procesionaria y que se paseaba por estas tierras, y nunca mejor dicho, como oruga “pasota” por su casa.

Tras la llegada a los vehículos, que dejamos aparcados en Fuente Amuña, y antes de volvernos para Granada, decidimos hacer una breve visita a las dos joyas de su corona: Su Fortaleza Calatrava, y que haríamos en una rápida visita guiada, y la Iglesia de Santa María y muy próxima a ésta. Pero vaya antes, y por delante, una pequeña reseña para ponernos en antecedentes, dándoles desde aquí las gracias a los "amigos de Alcaudete" que gentilmente nos acompañaron en la marcha y visita guiada; y nos dieron todo tipo de reseñas y ánimos para el reencuentro.

(2) ALCAUDETE

Un paseo por la Historia.
Todos los indicios apuntan a que los orígenes de Alcaudete se remontan seguramente a un poblado ibérico que después sería colonizado por los romanos. Su localización más exacta podría estar comprendida entre el actual Parque Municipal, Fuente Amuña y “Esteban Sánchez”.
Después vendrían los musulmanes que cambiarían las ocupaciones de sus pobladores anteriores hacia la fortaleza de al- Qabdaq, “ciudad de los manantiales” como sabiamente le llamaron por su similitud y semejanza.
Alcaudete, posteriormente, pasaría a manos cristianas, teniendo la Orden de Calatrava su asentamiento sobre estas tierras. Después, a finales de la Edad Moderna, se constituiría en Señorío de los Fernández de Córdoba.
Después de la conquista de Granada, y habiendo sufrido el acoso como población fronteriza que le caracterizaba (paso que unía Granada con Córdoba y a su vez también con Castilla) su población comenzaría a trasladarse al llano y constituyendo el núcleo de la población actual.

Alcaudete monumental:

Dos son sus perlas y muchísimas sus estrellas: Castillo de Alcaudete e Iglesia de Santa María como emblema y excusa para tenerlos que visitar porque realmente merece la pena y habría que ponerlo como real decreto ley para que todos los andaluces pasemos por estas tierras hermanas y podamos después comparar porque, entre otras cosas, no sabemos lo que tenemos.
Del Castillo de Alcaudete, o Fortaleza Calatrava, decir que fue declarado Monumento Histórico en 1985 y que de su fortaleza primitiva e inexpugnable como se vanagloriaban de decir sus moradores allá por la época califal, no quedan restos, siendo el Castillo actual, tal y como lo vemos levantado y en pie de paz y construido sobre el alcázar almohade, una referencia elevada de fortaleza de frontera de los siglos XIII al XIV.
De la Iglesia de Santa María decir que también fue declarada monumento histórico-artístico allá por 1931 y que se construyó, tras la conquista cristiana, sobre la mezquita musulmana. Se edificó en dos fases: la primera fue su cuerpo sobre un alzado rectangular que comprendía tres naves y la primitiva capilla mayor de Martín de Bolívar y utilizando su herramienta más característica: la bóveda de crucería. La segunda, y ya de estilo renacentista, con destino para una capilla mayor y obra de Francisco del Castillo. Mención especial y de sobresaliente para arriba de sus dos Portadas: al Oeste tenemos la del Perdón y con un estilo de transición entre el Gótico al Renacimiento. En su lateral sur se levanta la otra de la que se desconoce su autor y de estilo Plateresco.

Alcaudete “manantial”:

Y terminando ya con esta pequeña pasada etérea sobre Alcaudete, y con la intención de que haya sabido un poco a provechosa, haciéndole más justicia después de visitarla sobre la marcha de los pasos, por lo que de ella se merece destaca y destapa, Alcaudete, por su “manantial” de aceite que sale de sus olivares y fruto predilecto de toda la comarca y provincia jienense. Y cómo no, de sus Fuentes ahora de agua pura y cristalina y haciendo honor a los orígenes de su nombre y que comentamos antes: Fuente Amuña, de origen árabe, y que conserva un molino de agua. Fuente Zaide, del Siglo. XVII, con escudo de los condes de Alcaudete, Fuente Nueva, (conserva sus lavaderos públicos) y Fuente de la Villa.
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DATOS BÁSICOS DEL RECORRIDO:
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- Accesos: Desde Albolote (Granada), tomamos la Circunvalación de Granada y a continuación la Carretera de Córdoba. Dejando atrás Pinos Puente, Puerto Lope y Alcalá la Real, cogemos la Salida hacia Alcaudete para terminar a las afueras de éste, concretamente sobre el Paraje de Fuente Amuña. Regreso:viceversa de nuevo en vehículo.
- Itinerario: Alcaudete, Fuente Amuña, Portillo de la Maleza, Cima del Ahíllos, Fuente Amuña, Alcaudete.
- Trayecto: circular
- Distancia recorrida: 20 km.aprox.
- Participantes: Club Senderista "El Bastón"
- Dificultad: Media
- Duración: 6 1/2 h. (incluidos paradas y descanso)
- Agua: Fuente de la Victoria (Paraje Fuente Amuña)

17 febrero 2007

EL REMOJÓN DE CÓNCHAR














































































































































































































































































































































































EL REMOJÓN DE CÓNCHAR

Para quienes lo conocen saben que, no es ningún cerro, paraje, ni ningún tipo de accidente geográfico; para quien no, tiene la oportunidad y la excusa perfecta para echarse a la naturaleza, mochila a cuestas, y después de un grato paseo por el Valle y a la carta, terminar, entrando por la puerta grande a degustarlo en el Bar Casa Rosa, situado en la Placeta de Dúrcal en la localidad de Cónchar. ¿Qué de qué se trata...? Pues naturalmente del típico “salpicón conchúo” como también le llaman sus habitantes; “ensalada de invierno” que a base de ingredientes tan sencillos y naturales como el bacalao (asado), naranja, olivas, tomate seco (orejones), tomate natural (triturado), cebolla, ajo y pimentón, nos pone el paladar de vuelta y media para arriba y apuntando hacia abajo y con sólo mirarlo.
Hacia él nos dirigimos nosotros, hoy sábado, para volver a degustarlo, con mesa reservada por anticipado ya que el Bar es muy pequeño y el domingo lo tenía Rosa reservado.
Aunque la mañana comenzó lluviosa en Granada, nada de nada, que el agua no nos amedrentaba, porque allí habría buen vino mosto, tan característico y famoso de estas tierras, para contrarrestar todo lo que por fuera nos mojara.
Nuevamente tomamos la Autovía a Motril, la A-44 para ser más exactos, abandonándola por la salida 153 con dirección a Cónchar; población que junto con Cozvíjar componen el municipio de Villamena y cuyo Ayuntamiento formado allá por 1974, se constituyó y organizó anexionándose estos dos pueblos administrativamente.
Cónchar está en el Valle de Lecrín, una comarca a medio camino entre Granada y Motril. Limita con el Temple, Sierra Nevada y la Alpujarra. Está enclavada en una zona montañosa y preferentemente agrícola, con predomino del naranjo, olivo, almendro, vid, granado y productos de la huerta.
A una distancia de Granada de 30 Km. y a 40 de la costa, de su cercana Motril, es ideal para la práctica del senderismo y el alojamiento rural.
La marcha la iniciamos en la parte baja del pueblo, sobre el puente del río. Ya sólo es seguir la vereda que en sus primeros pasos discurre entre paratas de labor, almendros, naranjos, limoneros, granados y chumberas y que pronto nos desciende al margen derecho del río Dúrcal. La vereda, a continuación, se cierra un poco entre abundante vegetación de ribera y prácticamente se trata de continuarla ya convertida en senderillo y que sigue por dicho margen derecho del río, y dándole la enhorabuena al Ayuntamiento o a quien corresponda porque lo han limpiado de maleza, atravesando este hermoso y frondoso paisaje que se respira, y que continúa posteriormente entre grandes cañaverales que también han horadado sus entrañas para poder salvarlos sin tener que dar tanta vuelta (antiguamente esta opción estaba vedada al no poder transitar por ellos).
Dicho sendero, que primeramente salva el río a través de un puente sobre vigas de hormigón, pasa sobre el mismo, en varias ocasiones más, sobre otros más naturales, hechos a base de troncos de madera. Al poco, la senda asciende hasta la Acequia de los Arcos; canal de riego que fue construido por los musulmanes y que para salvar el importante desnivel conque se toparon sobre el terreno, lo soportaron sobre los arcos que inventaron para su acometida. Destacar que aún sigue en funcionamiento y que adorna además un bonito paraje en donde la hiedra, musgos y líquenes, y el verde propio de esta naturaleza, se han apoderado de piedras, rocas y álamos debido a la abundancia de agua que por aquí se derrama.
El camino ahora es la mismísima acequia mencionada y que tras abandonarla tras un pequeño destrepe de rocas a modo de insignificante traba en el camino de los pasos, nos deja en una vereda más cómoda; y de lleno de nuevo, sobre este paisaje tan característico que inunda y refresca todo el Valle con su siluetas y corazones: naranjales y limoneros como rellenando el horizonte y haciéndonos compaña.
Vereda que nos acerca hasta Melegís, observando sobre el camino, antes, las ruinas del Castillo de Murchas o Castillo de Lojuela a nuestra izquierda y el único exponente de la época del califato sobre el Valle de Lecrín y levantado en lo alto de una suave colina; para hacer, sobre la marcha, esa parada de refrigerio y que ya nos pedía el cuerpo como apuntándonos hacia adentro.
Pero antes, cruzamos el río Torrente, introduciéndonos en el pueblo; dejamos atrás su bonita Iglesia y el grandioso y centenario olmo que hay frente a ella (al que aquí le llaman por cinco veces centenario) y que la custodia. Y allí, en el Restaurante Los Naranjos, paramos haciendo el stop obligatorio para esa pequeña cata de mosto, con su buena tapa incluida, y gentileza de la casa.
Tras este pequeño paréntesis nos volvemos sobre nuestros propios pasos y en el primer cruce de caminos, que dejamos a nuestras espaldas anteriormente al acercarnos a esta bonita localidad, tomamos el de la izquierda y que tras un pequeño esfuerzo coronamos su cielo y con destino puesto en el GPS: Cónchar, hacia el Remojón.
No sin antes ascender hasta un hermoso collado y cuyas vistas, al frente y atrás, las dejamos con todos sus pueblos como estaban: en su sitio y con esa pequeñez como regalo y grandeza hacia el paisaje. A nuestras espaldas: Pinos del Valle, Melegís y Restábal. A nuestra derecha, según el sentido de la ascensión primero: Lecrín y Murchas. Y ya sobre el collado: al frente Dúrcal, con sus Buitreras detrás, y la Sierra del Manar de telón de fondo. Lástima que hoy también estuviera nublado y chispeando para no tener las de Sierra Nevada enmarcadas y con su traje de novia más amplio: ese blanco y blanco, como tirando a terciopelo empapado.
Ya sólo era seguir el camino carretero de tierra en el que nos deja la vereda y que nos acerca hasta Cónchar. Y que, tras el remojón, el puchero de hinojos y el arroz con carne, nos sabe a gloria rodeada de naturaleza.
Punto y final de esta provechosa y corta ruta de media jornada para los ojos, mente y cuerpo y que sabiamente le hemos arrancado a la naturaleza. Momentos que ahora dejo como muestra y ánimo, y como motivo para siempre de vuelta.
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- Accesos: Desde Granada con dirección Motril, por la A-44 y salida 153, hasta Cónchar (30 km. aprox.) en vehículo. Regreso: viceversa
- Itinerario: Cónchar, Melegís, Cónchar.
- Trayecto: circular
- Distancia recorrida: 15 km.aprox.
- Número de Participantes: 9
- Dificultad: Baja
- Duración: 4 h. 1/2 (incluidos descansos y parada)
- Agua: en los 2 pueblos visitados.