04 marzo 2007

LA MAROMA

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LA MAROMA

La ruta de hoy nos acerca hasta el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama (declarado como tal allá por 1999); concretamente hasta el Pico de La Maroma por su vertiente Norte, que con sus 2.065 metros de altitud es el punto más elevado de todo este entorno montañoso y que hace de barrera arquitectónica, creada por la propia naturaleza, separando geográficamente las provincias de Granada y Málaga. Separación que se extiende desde el río Puente de Piedra en Alcaucín (en la provincia de Málaga), hasta la carretera de la Cabra en Otívar (Granada), amparando comarcas como la Axarquía y las tierras de Alhama.
Para ello salimos desde Granada con dirección a Alhama en vehículo tomando la A-92 y abandonándola por la salida 211 (Moraleda de Zafayona - Alhama de Granada) para continuar por la 402 hasta este último municipio. Una vez en Alhama, tomamos la carretera en ascenso con dirección a Játar y nos desviamos a la derecha, por un carril carretero y triplemente señalizado (La Maroma, La Alcaicería y como tramo de la E-4, GR-7) hasta la zona conocida como el Robledal.
Iniciamos la marcha desde el Robledal Alto por una pista de tierra que nos eleva de forma suave hasta que la misma se convierte en una senda, tras girar previamente en el primer cruce de caminos con el que nos encontramos y con la compañía de hermosos ejemplares de pinos, cedros, quejigos, robles, encinas y alcornoques. El de la derecha nos descendería (tal y como está indicado en la tablilla señalizadora a "Los Barracones" y el de la izquierda, el que nosotros tomamos, hacia "La Maroma".
La ruta está perfectamente señalizada con hitos de madera y marcas de pintura roja sobre las piedras y no hay, de momento, motivos para el despiste ni la pérdida, sólo que a quien le guste la fotografía y sea de "gatillo" fácil hace que tengas que aligerar el paso para conectar de nuevo con el grupo o compaña. Aunque sí puede que existan dos tramos, en toda la ruta, que puedan dar lugar al despiste, porque al transitar por roca pura la vereda se pierde por algunos momentos ante la vista, pero que si la agudizamos y nos guiamos por los montículos de piedra existentes no habrá motivo de duda alguna. ¡Pero eso sería más adelante!
Ahora la senda pasa a ser un camino estrecho rodeado por grandes ejemplares de pinos mezclados con quejigos y encinas y espeso matorral formado por aulagas, romero, enebros y algún ejemplar suelto que otro de Daphne Laureola o adelfilla, excelente bioindicador natural de la buena conservación ecológica de esta zona tan concreta, y que podemos encontrar por encima de los 1.000 m.a. en estas zonas tan escasas del sur, de especial umbría y en poblaciones muy dispersas.
Se sigue caminando ahora por la llamada Loma del Contadero, en donde de nuevo el camino se convierte en senda. A nuestra derecha queda el Barranco de los Presillejos que se extiende como un "arañazo" gigante hasta la cumbre del Salto del Caballo.
Al poco y dándole caña a la vereda que no deja de ser cuesta arriba ni por un momento de ensueño, encontramos un paso estrecho por entre las rocas llamado el Contadero (1.500 m.a.), que como su propio nombre indica servía para contar el ganado que subía o bajaba por estas tierras.
A partir de este punto, rebanado a la naturaleza, la vereda discurre entre un pinar con varias especies a sus anchas, pino silvestre y laricio mezclado con el Arce de Granada y endémico de estas tierras el “Acer granatense” y que suele vegetar sobre suelos de naturaleza calcárea, en altitudes de 800 a 1.900 m. y dentro de los pisos bioclimáticos meso a oromediterráneo, con un ombrotipo subhúmedo, en orientaciones umbrosas, en roquedos y vaguadas, así que ya sabíamos, al menos, por donde pisábamos.
También se le añade, a este menú de especies, el Mostajo o Serbal morisco “Sorbus aria", que junto con otras tantas de matorrales como el enebro, sabina, salvia y majuelo, formaban el abanico serrano sobre el cielo; y que hoy se nos abría en redondo y desarmado de nubes y amenazas.
Conforme vamos subiendo, ahora con el Barranco de la Solana del Espartal a nuestra izquierda, observamos allá a lo lejos, sobre las Chorreras del Perro, grandes manchas que son simples reflejos del agua que se derrama por estas lisas paredes y vemos como otro habitante se nos incorpora a esta gran lista vegetariana y tan característico de estas tierras; tanto que le presta su nombre a esta Serranía y al Parque. Hablamos del Tejo “Taxus baccata”.
Decir del Tejo que es uno de los árboles más longevos del mundo y al parecer el más viejo de Europa. Las virtudes curativas del tejo son conocidas desde hace milenios. Pero del mismo modo que cura, el tejo puede matar. Todas las partes del tejo, excepto la carne roja de las bayas, contienen taxina, un potente alcaloide. Total que tras este árbol conífero de la familia Taxaceae y propio de las zonas montañosas, con ambientes frescos y húmedos, que prefieren los terrenos calizos y de apariencia triste se esconde uno de los árboles que más ha influido en gran parte de la historia de Occidente. Desde hace bastante tiempo, por desgracia, su población está siendo diezmada a consecuencia del “entusiasmo” por su madera que se empleó desde antaño para la construcción de casas, e industrias de la minería y de la cal y por su toxicidad comentada hacia el ganado, principalmente el equino.
Sobre la fauna, indicar que el animal más conocido y avistado por estas sierras es la cabra montés (y hoy no iba a ser menos, así que a la vuelta nos toparíamos con un pequeño grupo). Además también se pueden ver, con mucha suerte y una caña sobre el cielo azul de la mirada, ejemplares de águilas real, perdicera y culebrera, algún que otro halcón peregrino, azor, roquero rojo, solitario y el acentor alpino.
Continuando con la marcha, ahora tenemos delante de nuestros ojos los Tajos de la Herradura (que más adelante tendríamos que pasar y por debajo de su umbría), el Salto del Caballo, y a nuestra la derecha la gran mole que se levanta majestuosa y desafiante sobre los 2.000 m.a., para más señas el Pico del Sol, tal y como vino la criatura al mundo.
Por fin llegamos al Collado del Salto del Caballo, en donde se nos salen los ojos de tanto mirar hacia cualquier ángulo y sin dejar ni un solo punto sin enmarcado.
Un poco más, y ya puestos todos de nuevo "patas arriba", coronamos la cresta por el Puerto de las Loberas, tomando a continuación la vereda que nos sale a nuestra izquierda y que nos señala con la mirada, sirviéndonos de referencia un tejo de figura arqueada como "pino guía" (la de la derecha la dejaríamos para la vuelta, pasando por el paraje conocido como Las Loberas y caracterizado por tener un relieve calcáreo muy erosionado y con posibles simas bajo nuestras botas). Desde aquí sobre unos 1.860 m.a., al poco, y tras atravesar los llamados Hoyos de Tacita de Plata, en donde abunda el matorral almohadillado espino, nos colocamos sobre un gran mirador sobre toda la Axarquía y desde donde podemos divisar hoy hasta el Mar Mediterráneo y multitud de grandes reflejos, a modo de señales de espejos, sobre la llanura provocados por los invernaderos. A nuestra izquierda tenemos también toda la Sierra de la Almijara bajo nuestra mirada.
Continuamos la ascensión, ahora con un leve giro a la derecha, y buscando la divisoria de aguas, nos adentramos en un relieve calcáreo de los más característico y que tras salvar unos 1.065 metros de desnivel desde que comenzamos la caminata, ya tenemos la cima de la Maroma a la vista y debajo de nuestros "zapatos"; y por encima de nuestras cabezas sólo su gran vértice geodésico sobre una construcción, a modo de torreón, de piedra natural y convertido en el último punto de escalada gracias a sus anclajes o escaleras metálicas que nos sirven, para ganar más altura si cabe, y poder elevarnos sobre el horizonte de la distancia que desde aquí se alcanza: al Norte, El Valle de Zafarraya, Sierra Gorda, el Valle del Genil y las Subbéticas Cordobesas; al Sur los pueblos de la Axarquía y el Mar Mediterráneo, y en días de visibilidad absoluta las costas de África y la Cordillera del Rift; al Este, la propia Sierra Tejeda, la de la Almijara (pico del Lucero incluido), Malas Camas, Navachica, Sierra de Lújar y Sierra Nevada al fondo; y agudizando un poco más la vista, en forma de extensa mirada, hasta la Sierra de Gádor allá por nuestra vecina Almería; y al Oeste, el Pantano de la Viñuela, las Sierras de Comarolos, Las Cabras y el Torcal y la Sierra de las Nieves.
Decir por último y despúes de levantar el campo sobre la roca, habiendo realizado en la cumbre la obligatoria parada para el avituallamiento al abrigo de uno de tantos parapetos circulares existentes y hechos de piedras amontonadas sobre esta gran planicie rocosa de vegatación casi nula, y que te resguardan del continuo viento que por aquí casi siempre corre, que aquí arriba existe una sima de unos treinta y tantos metros de profundidad (un poco más abajo hacia la vertiente sur y a unos 100 metros aproximadamente del vértice geodésico) medidos al primer tiro de piedra, y que por la tradición que existía de sacar la nieve de la misma para después ser utilizada en sus diferentes aplicaciones industriales y caseras, sus operarios debían de bajar y subir obligatoriamente usando una cuerda o “maroma”. Nombre que ha derivado por su uso al de la propia cumbre que hoy pisábamos tan encantados de aprovechar este paisaje y pedirlo prestado para llevárnoslo a casa en forma de números binarios y digitalizados.
Así que, aquí dejo constancia de algunos momentos vividos y con mi agradecimiento por delante vaya para Curro y toda la banda de “atracadores de cumbres”, por esa abertura de brazos, grata compañía y amistad sobre los pasos.
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-Accesos: Granada - Autovía de Andalucía -"A-92" - Salida 211 hacia Alhama de Granada con destino final El Robledal Alto en vehículo. Regreso: viceversa.
-Itinierario: El Robledal - La Maroma
- Trayecto: lineal (de ida y vuelta por el mismo sitio, con un pequeño desvío a la vuelta)
-Recorrido: alrededor de unos 20 km.aprox. (ida y vuelta)
-Número de participantes: 16
-Dificultad: Alta
-Duración: 7 h. aprox. (incluidas paradas, avituallamiento y pequeño descanso)
-Agua: llevar (para casos de emergencia, existe una pequeña fuente que mana de una roca, llamada "La Tacita de plata", por encima del Salto del Caballo tomando la vereda de la izquierda, a unos 10 minutos de distancia, junto a unos pinos y por debajo de una cueva-refugio de pastores, pero de difícil localización )

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante y completa la descripción de la ruta. Muchas gracias.